Nos han obligado a estar divididos en la religión, en las preferencias sexuales, en la política y en las absurdas clases sociales, sólo nos divide quien nos manipula, quien juega con nuestra mente tratándola de ajustar a sus condiciones, que no te afecte el gusto de la otra persona hacia algo o hacia alguien te dará la certeza de que las manipulaciones externas bajo las que fuiste moldeado no te llegaron al corazón para dañarlo.
No juzgues religiones, recuerda que tu entorno te enseñó un Dios, bajo la cultura del espacio geográfico donde naciste.
No juzgues gustos sexuales, muchos buscaron el amor en el sexo opuesto y sólo encontraron tristeza y percibieron el amor real en una persona con las mismas formas genitales.
Si podemos juzgar a los políticos que nos mienten mientras se llenan los bolsillos, juzguemos al pobre que asecha al rico y al rico que humilla al pobre.
Pero que no afecte tu estabilidad, tu tranquilidad, tus emociones más intensas y puras, que el entorno que te quiere moldear no interfiera en la verdadera sensatez del amor, que el amor es eso; amor, y es en los únicos estrictos valores que nos deben moldear y en los que deben ser moldeados nuestros hijos.
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