Hay cambios paulatinos, casi imperceptibles a los que nos vamos adaptando sin saber que nos adaptamos, son los cambios de la monotonía, también existen los cambios abruptos, esos que llegan sin haberlos planeado, los que algunos llaman designios de Dios, son los que mueven la estabilidad a la que nos sumergimos, pero los cambios más contundentes son los que salen de propia voluntad, de la mente, de nuestro ser, de nuestro programa de vida, son nuestras decisiones de salir del mundo que nos planteamos para cambiarlo por otro y que nos arriesgamos con el único fin que es ser feliz.
Si tu relación de pareja no te satisface, si tu trabajo no te alegra, si tus amigos no te llenan, si el espacio que te rodea no te deja respirar libre, ¿que decisión tomarías hoy?
Siempre habrá quien salga perjudicado si tomas una decisión de cambio, probablemente el primero seas tu, pero el cambio es justamente necesario, es un voto de confianza a tu persona, y si tienes confianza en ti lo harás, muchos se estacan esperando que otro tome la decisión para hacer el papel de víctima, pero en la vida los villanos también tienen su amor propio bien afianzado. Si has aprendido a confiar en alguien que sea primero en ti, en tus decisiones de cambiar algo que no te está dejando nada, sólo pérdida de tiempo, ya saben que el tiempo es valioso y también relativo, no es igual estar una hora sentado en un bloque de hielo, que estar 1 minuto sentado en algodón de azúcar.
El sólo hecho de pensar en cambiar algo, es que no te está gustando como la estás pasando.
¡Confía en ti! ¡confía en tus cambios!
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